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Siempre existe otra idea..
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La actual situación internacional muestra el resquebrajamiento de un proyecto imperial hegemónico, de conducción de los designios mundiales por parte de un único polo de poder, y se encuentra inmersa en lo que podríamos definir como el devenir de la unipolaridad a la multipolaridad. Este polo de poder en decadencia tiene su territorio en EEUU e Inglaterra, dando lugar a lo que algunos denominan el eje angloamericano, protagonista de las definiciones más importantes y de las principales guerras en las últimas décadas. De este núcleo emergió, a partir de la llamada crisis del petróleo de los años ‛70, el proyecto estratégico neoliberal, planificado a medida de los intereses del capital financiero transnacional, que para los países de nuestra región significó estancamiento y endeudamiento. Este eje impuso a sangre y fuego el proyecto neoliberal, que a pesar de las cándidas formulaciones teóricas utilizó los instrumentos estatales para barrer con toda resistencia a su avance, tratando de destruir las organizaciones populares que servían de base para el desarrollo de los proyectos nacionales y populares. El saldo fueron millones de compañeros latinoamericanos asesinados, torturados, desaparecidos o excluidos económica, política, psicológica y militarmente. En la guerra de Irak se termina de expresar una situación que venía madurando desde hacía algunos años: un conjunto de potencias lideradas por el eje franco-alemán, además de Rusia y China, se posicionan en contra de la guerra de Irak, con lo que se agudizan las contradicciones globales, se fisura la hegemonía angloamericana y se parte el Consejo de Seguridad de la ONU y la OTAN. Vale recordar que hasta el momento que empieza la guerra, en marzo de 2003, Francia, Alemania y Rusia representaban casi el 75% de las exportaciones y las importaciones de Irak, y que dicho país había manifestado la posibilidad de pasar el conjunto de sus reservas al euro, mermando aún más la hegemonía del dólar que el euro venía a disputar. La pasada guerra de Georgia es un nuevo punto en la escalada global. Ante el intento del gobierno georgiano, aliado de los EEUU, de avanzar sobre el territorio pro-ruso de Osetia del Sur, Rusia respondió redoblando la apuesta. No sólo tomó el absoluto control militar de la zona, rechazando las fuerzas georgianas apoyadas por los EEUU: también, frente a la incursión “humanitaria” de los EEUU sobre el Mar Negro con motivo del enfrentamiento en Georgia, respondió con los ejercicios con Venezuela sobre el Atlántico, en lo que constituye la primer maniobra de este tipo luego de muchísimos años. Por otra parte Francia, quien cumplió el rol de árbitro durante el conflicto, hizo lugar a todos los pedidos rusos, que obviamente se contraponían a los pareceres georgianos y angloamericanos. La crisis financiera internacional constituye un nuevo capítulo de este proceso. Las visiones economicistas, por un lado, y el análisis hecho con los anteojos de los de “arriba”, por el otro, nos impiden ver que la crisis financiera abre aún más la oportunidad histórica para que los pueblos se levanten con un proyecto propio. En la crisis financiera, se vislumbra en el interior de los EEUU un enfrentamiento entre dos proyectos: por un lado, el proyecto financiero global angloamericano, que dice “nuestra nación es todo el globo” y pugna por la conformación de un Estado Global, con democracia global, mercado global liberalizado, Fuerzas Armadas Globales y Dinero Global (“ni dólar, ni euro, cada banco con su dinero”). La era Clinton fue su momento de esplendor. Por el otro lado, el proyecto financiero-industrialista que reafirma el viejo imperialismo militarista de los Estados Unidos y se afirma en la creencia del destino manifiesto de dicho país, otorgado por ley divina para garantizar la libertad mundial. Este proyecto necesita del ALCA (como ampliación del NAFTA) para asegurarse el dominio sobre el continente americano y desde el mismo fortalecerse en la disputa global. Y precisa de la raleada hegemonía del dólar para seguir imprimiendo billetes que le permitan financiarse. La familia Bush constituye la máxima referencia política para estos intereses. En este enfrentamiento, mientras el gobierno norteamericano financiaba con déficit fiscal y baja en los impuestos la expansión de la sobrecalentada economía norteamericana para impedir que caiga en recesión, mientras las guerras servían para sobre-financiar el complejo industrial militar del Pentágono (núcleo industrialista estadounidense), los sectores financieros del proyecto globalista angloamericano armaban con la deuda creciente una burbuja especulativa que les daba fabulosas ganancias. Así, los intereses contrapuestos se cebaron mutuamente. La llamada burbuja financiera no es un castigo divino que cae sobre los pecadores: constituye una irracionalidad sistémica necesaria. Fue creada por alguien que decidió sobre-expandirse, dando lugar a lo que se denomina sobre-apalancamiento. Frente a la burbuja, que tarde o temprano debía perecer, había por lo menos dos estrategias a seguir en el seno del poder mundial: pinchar la burbuja dejando caer a algunos gigantes de las finanzas, para tratar de evitar la recesión, o ir desinflando el globo en lo que se denomina un aterrizaje suave. La estrategia que triunfó fue la segunda, aunque con algunos matices. El salvataje selectivo vino a confirmar con contundencia que más que salvataje se trata de una selección, que ayuda a determinadas entidades financieras otorgándoles los activos de las entidades caídas. Los grupos cercanos al proyecto financiero-industrialista estadounidense son hasta ahora los ganadores: el JP Morgan, el Bank of America y el Goldman Sachs. Sin embargo esta disputa no está resuelta y es muy importante seguir de cerca las llamadas diferencias entre Henry Paulson (Ministro de Economía de los EEUU y hombre de la Goldman Sachs) y Gordon Brown (Primer Ministro inglés, cercano al grupo Lloyd’s TBS y a la Banca Rostchild), que plantean dos estrategias diferentes. Hasta ahora se viene imponiendo la inglesa, en lo que parece un cambio en la iniciativa frente a la crisis. La crisis es parte del escenario de agudización global de las contradicciones entre los grandes polos de poder mundial, donde sus respectivos proyectos estratégicos entran en contradicción al disputarse sus áreas de influencia (por ejemplo, la Unión Europea ve con muy malos ojos la conformación del Área de Libre Comercio para las Américas –ALCA- que impulsa EEUU sobre el territorio latinoamericano). En esta situación comenzaron a emerger con voz propia aquellos países dependientes, semicoloniales, coloniales o mal llamados “subdesarrollados”: Con el enfrentamiento al máximo nivel entre los grandes pulpos financieros transnacionales, la emergencia de nuevos (y viejos) actores mundiales, la profundización de los conflictos en el plano militar y la caída del neoliberalismo como proyecto único de organización social, se abre una nueva oportunidad para todos los pueblos sojuzgados. Al igual que en anteriores procesos históricos de emergencia de los movimientos nacionales, el desafío pasa a ser ahora construir la fuerza para aprovechar la oportunidad histórica. Pareciera como si la famosa frase del Martín Fierro cambiara de foco: del “si entre ellos se pelean los devoran los de afuera” pasamos al “como entre ellos se pelean, los de adentro podemos dejar de devorarnos”. El “Divide y reinarás” de los manuales imperiales no resulta tan sencillo de aplicar, ya que al dividirse y debilitarse los de “arriba” comienza a ser posible el histórico sueño del reino de los de “abajo”. En Nuestra América, y especialmente en América del Sur, estamos viviendo momentos cruciales para nuestros destinos como naciones políticamente autónomas y económicamente independientes de los grupos financieros trasnacionales. Tanto en la región andina con su fuerte impronta bolivariana (Venezuela, Bolivia y Ecuador), como en el eje que se vertebra desde el Sur, con el fuerte peso económico y social de Brasil y la Argentina, sumados al importante avance en Uruguay y lo ocurrido recientemente en Paraguay, revelan en esta primera década del siglo veintiuno un proceso de “desconexión” de las políticas económicas llamadas ortodoxas o simplemente neoliberales, impuestas a sangre y fuego primero y a fuerza de aprietes y golpes económicos después. Con marchas y contramarchas, resistencias, contradicciones y particularidades, se verifica un proceso de transformación regional hacia un desarrollo autónomo, que ha dado lugar al fortalecimiento del Estado en detrimento de los poderes fácticos privados. Esto implica la aplicación de políticas económicas alejadas del paradigma establecido por el consenso de Washington y caracterizadas por cierta “heterodoxia” en la búsqueda de concretar demandas sociales largo tiempo postergadas. Este arduo camino, transitado luego de los derruidos itinerarios que dejó la década del ´90, fue construido de una manera singular, mediante la armonización de los procesos de integración: el ALBA, el Mercosur y UNASUR. La posibilidad de avance hacia el Banco del Sur, fortalecido con la repatriación de las reservas de todos los países suramericanos; el futuro desarrollo de una moneda del Sur; la conformación de un Comando de defensa regional que apunte a la integración para la defensa y a la reconstrucción de las empresas estratégicas estatales (demonizadas por los poderes mundiales para asegurarse su monopolio); el progresivo aunque dificultoso avance hacia la integración energética y la conformación de una matriz energética común sobre la base de las empresas estatales; la nacionalización de los recursos naturales; y la coordinación política para resolver autónomamente los conflictos regionales, muy cerca de plasmarse en un parlamento sudamericano, son algunos de los ejes fundamentales de integración que se están desarrollando y que es imprescindible fortalecer para construir Nuestra América –el proyecto estratégico propio desde y para los pueblos. El avance en el sentido señalado implica, necesariamente, el retroceso de los intereses imperiales en la región, conjuntamente con el de los grupos locales asociados a dichos intereses, a los que habitualmente se denomina oligarquía. Es por ello que vemos cada vez con mayor asiduidad y claridad las intromisiones norteamericanas y las operaciones desestabilizadoras orquestadas con fuerzas locales. Bajo múltiples formas vemos los golpes que forman parte de la guerra de baja intensidad planteada por el Pentágono: terrorismo mediático (exacerbación de la inseguridad, magnificación de problemas y hechos, incitación a comportamientos paranoicos, ocultamiento de información, etc.), golpes económicos (desabastecimiento, corridas financieras, ahogos financieros, corridas inflacionarias, paros patronales, etc.), operaciones de inteligencia (secuestros, desapariciones, asesinatos selectivos, golpes comando, etc.) y financiamiento a grupos opositores radicalizados (muchas veces coordinados por la CIA y/o la Embajada). El hecho de que la IV Flota vuelva a navegar por nuestros mares es un indicador del nivel de injerencia norteamericana en la región y el peligro que ve en el proceso emancipatorio que estamos viviendo. La integración latinoamericana –que, en rigor, constituye la construcción de Nuestra América sobre la síntesis hispanoamericana e indoamericana– no es solo un proceso de vinculación económica, como algunos nos quieren hacer ver. Es ante todo un reencuentro de nuestras raíces que nos permite surgir como Ser, haciendo emerger nuestra aniquilada identidad, desde una diversidad de culturas, lenguas y etnias que confluyen en la construcción del hombre Latinoamericano. Es por ello una integración solidaria y humana, es una integración de los pueblos que vuelven a juntarse para superar las divisiones impuestas para ser oprimidos. En Nuestra América Latina –tratando de borrar todo rastro de galicismo imperial, pero reconociendo como valedero su mal traído nombre–, que cada día muestra con más orgullo su rostro indígena, se vuelve urgente avanzar con los desafíos de la hora: desmantelar el modelo primario-exportador (complejo agro-sojero-alimentario, minero, petrolero, etc.), que constituye la base sobre la cual se levanta la subordinación colonial; desterrar el desempleo y el empleo informal, utilizados para disciplinar a los pueblos y producir la más aberrante distribución asimétrica de la riqueza que pueda existir sobre la Tierra; desconcentrar la economía y fortalecer el desarrollo industrial, elemento central para desarrollar nuestra soberanía y el bienestar social; y desarrollar la soberanía alimentaria, eliminando la irracionalidad del hambre en un continente que exporta alimentos. La oportunidad histórica está frente a nosotros. Para aprovecharla es necesario construir la fuerza político social –el sujeto histórico– que haga posible el sueño de Nuestra América.
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John Perkins, ex asesor del Banco Mundial, reveló que durante su gestión debía persuadir y corromper a políticos para que sus países entregaran lucrativos proyectos a contratistas de empresas estadounidenses, asimismo, confirmó que los ex presidentes de Ecuador, Jaime Roldós, y de Panamá, Omar Torrijos, fueron asesinados y no murieron en accidentes aéreos. Por otra parte, señaló que la vida del Presidente de la República Rafael Correa podría correr peligro. Aca les dejo esta interesantisima nota donde se habla del ultimo Libro de John Perkins ex sicario economico y autor del libro "Confession of a Economic Hitman", traducido al españo como confesiones de un ex sicario economico, puesto en portada como Confesiones de un Gangster Economico, donde muestra la cara oculta del Imperialismo Americano. Que raro que renuncie el Ministro de Defensa de Ecuador Casualmente John Perkins ex sicario economico, decía que la vida del presidente de Ecuador Rafael Correa podría estar en peligro, porque es un ejemplo, ¿Sera un ejemplo por estar tratando de crear una comision de expertos internacionales para separar la deuda externa ilegítima para luego cancelarla? Para mas detalles de los cambios que esta haciendo Correa: ALBA .:Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América Entrevista a John Perkins: Acá les transcribo un articulo interesante a cerca de las confesiones de este ex sicario John Perkins que tiene alguna relación con Ecuador también CONFESIÓN DE UN SICARIO ECONÓMICO ESTADOUNIDENSE Michael Sondow John Perkins, ciudadano estadounidense, era un respetado miembro de la comunidad financiera internacional, pero en realidad se dedicaba a operaciones económicas ilícitas en el Tercer Mundo para el gobierno de Estados Unidos. Acaba de publicarse en Estados Unidos la autobiografía (2) en la que John Perkins detalla cómo ayudó a Washington a estafar a países pobres prestándoles dinero que no podrían devolver para después apoderarse de sus economías. En una reciente entrevista con Amy Goodman, locutora del programa Democracy Now (La democracia ahora) del National Public Radio en Estados Unidos, Perkins confiesa lo que todos sospechan pero nadie ha querido creer. Lo que sigue fue extractado de esa extensa entrevista. - Explíquenos qué quiere decir sicario económico. - Básicamente, lo que nos enseñaron a hacer es reforzar el imperio estadounidense. Crear situaciones donde el máximo número de recursos naturales fluyan a este país, a nuestras corporaciones y nuestro gobierno, y en efecto hemos tenido mucho éxito. Construimos el imperio más grande de la historia. Esto se logró durante los últimos cincuenta años, desde la Segunda Guerra Mundial, con muy poca intervención militar. Es sólo en casos como Irak donde lo militar entra como último recurso. Este imperio, a diferencia de cualquier otro de la historia, fue constituido principalmente a través de la manipulación económica, de la estafa, el fraude, la seducción de la gente por nuestra manera de vivir, y a través de operativos económicos. Estuve muy involucrado en todo eso. - ¿Cómo llegó a eso? ¿Para quién trabajaba? - Inicialmente fui reclutado, cuando estudiaba negocios en la universidad en los años sesenta, por la National Security Agency (Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos), la organización nacional de espionaje más grande y menos conocida, pero luego trabajé para corporaciones privadas. El primer verdadero sicario económico en los años cincuenta fue Kermit Roosevelt, nieto de Teddy, quien derrocó al gobierno de Irán, un gobierno elegido democráticamente –el gobierno de Mossadegh-, y quien fuera el “hombre del año” de la revista Time. Y tuvo enorme éxito haciendo eso sin derramar sangre, bueno, hubo algo de sangre pero ninguna intervención militar, sólo gastando millones de dólares y reemplazando a Mossadegh por el sha. Entonces nos dimos cuenta de que esta idea del sicario económico era muy buena. El problema fue que Kermit Roosevelt era agente de la CIA. Era un empleado del gobierno. Si lo hubiesen atrapado, nos habríamos encontrado en un lío. Habría sido un escándalo. Entonces allí se tomó la decisión de usar organizaciones como la CIA y la NSA para reclutar potenciales sicarios económicos como yo, y después enviarnos a trabajar para empresas privadas, consultorías, de ingeniería, de construcción para que, si nos agarraban, no hubiera conexión con el gobierno. - Bien, ahora explíquenos el trabajo que hizo. - La compañía para la cual trabajé se llamaba Charles T Main, de Boston, Massachussets. Éramos alrededor de dos mil empleados y yo era el economista principal. Terminé teniendo cincuenta personas en mi equipo. Pero mi verdadero trabajo fue el de hacer tratos, dar préstamos a otros países, enormes préstamos, mucho mayores de la que ellos podrían devolver. Una de las condiciones de un préstamo, digamos de unos mil millones de dólares, a un país como Indonesia o Ecuador, era que este país tendría que dar 90 por ciento del préstamo a una empresa estadounidense para construir infraestructura, una Halliburton o Bechtel. Eran grandes. Esas empresas entonces entraron y construyeron un sistema de energía eléctrica o puertos o autopistas, y estos proyectos básicamente servían sólo a algunas de las familias más ricas de esos países. La gente pobre de aquellos países quedaba clavada con esta asombrosa deuda que no podrían devolver. Un país como Ecuador hoy debe destinar más del 50 por ciento de su presupuesto nacional sólo para pagar la deuda. Y no puede hacerlo. Los tenemos con el agua al cuello. Entonces, cuando queremos más petróleo, vamos a Ecuador y le decimos: "Mire, no puede pagar sus deudas, pues entregue sus bosques amazónicos, que están llenos de petróleo, a nuestras compañías petroleras". Y hoy estamos entrando y destrozando la Amazonia, obligando a Ecuador a entregárnosla porque acumuló tanta deuda. Hacemos un préstamo enorme, la mayor parte del cual vuelve a Estados Unidos, el país queda con la deuda más los intereses, y básicamente ellos se convierten en nuestros sirvientes, nuestros esclavos. Es el imperio. No hay que equivocarse. Es un inmenso imperio, y ha sido muy exitoso. - Usted dice que a causa de sobornos y otras razones no escribió este libro durante mucho tiempo ¿Qué quiere decir? ¿Quién lo sobornó? ¿Qué sobornos aceptó? - Acepté un soborno de medio millón de dólares en los años noventa para no escribir el libro. - ¿De? - De una empresa importante de la construcción. - ¿Cuál? - Se llama Stoner Webster. Legalmente, no fue un soborno, fue... me pagaron como consultor. Todo de acuerdo con la ley. Pero esencialmente no hice nada. Estaba entendido, como expliqué en “Confesiones de una sicario económico”, que cuando acepté el dinero como consultor no tendría que hacer mucho trabajo, sólo no escribir este libro, que en ese momento se llamaba "La conciencia de un sicario económico". ... - En su libro usted habla de cómo ayudó a poner en práctica un plan secreto para redirigir miles de millones de petrodólares de Arabia Saudita a la economía de Estados Unidos, y que cimentó la íntima relación entre la familia Saud y sucesivos gobiernos de Estados Unidos. Explique. - Fuimos a Arabia Saudita a principios de los años setenta. Sabíamos que Arabia Saudita era la clave para acabar con nuestra dependencia de la OPEP, o para controlar la situación. Arreglamos un trato a través del cual la familia real Saud aceptó reenviar la mayor parte de sus petrodólares a Estados Unidos e invertirlos en bonos del Tesoro. El Departamento del Tesoro usaría los intereses de esos bonos para pagar a empresas estadounidenses que construirían en Arabia Saudita -ciudades, nueva infraestructura-; cosa que hemos hecho. Y la familia Saud aceptó mantener el precio del petróleo dentro de los límites aceptables para nosotros, lo que hicieron todos estos años, y nosotros prometimos mantener a la familia Saud en el poder mientras respetaran el trato, cosa que también hemos hecho, y es una de las razones por las cuales invadimos Irak. Allí, intentamos implantar la misma política que tuvo tanto éxito en Arabia Saudita, pero Saddam Hussein no aceptó. Cuando los sicarios económicos fracasamos en este escenario, viene la próxima etapa que es la que llamamos de los chacales. Los chacales son individuos habilitados por la CIA que entran e intentan fomentar un golpe de Estado o una revolución. Si eso no da resultado emplean asesinatos, o lo intentan. En el caso de Irak, no pudieron llegar a Saddam Hussein. Sus guardaespaldas eran demasiado buenos. Él tenía dobles. No pudimos llegar a él. Entonces la tercera etapa, si los sicarios económicos y los chacales fracasan, son nuestros jóvenes, que enviamos para matar y morir. Que es obviamente lo que ha pasado en Irak. - ¿Puede explicarnos cómo murió Torrijos? - Omar Torrijos, el Presidente de Panamá. Omar Torrijos había firmado el Tratado del Canal con Carter... y usted sabe que nuestro Congreso lo ratificó por un solo voto, fue un asunto muy contencioso. Torrijos entonces se adelantó a negociar con los japoneses para construir un canal al nivel del mar. Los japoneses querían financiar y construir un canal al nivel del mar en Panamá. Torrijos habló con ellos de este tema, lo que molestó mucho a la empresa Bechtel, cuyo presidente era George Schutz y su consejero mayor Caspar Weinberger. Cuando echaron a Carter (y ésa es una historia interesante; ver cómo sucedió realmente), cuando perdió las elecciones y entró Reagan con Schutz como secretario de Estado -que venía de Bechtel- y Weinberger -que vino también de Bechtel- como secretario de Defensa, estaban muy enojados con Torrijos. Intentaron convencerlo de renegociar el Tratado del Canal y no hablar con los japoneses. Se negó rotundamente. Era un hombre de principios. Tenía sus problemas, pero era un hombre correcto. Un hombre asombroso, Torrijos. Entonces murió en la caída de un avión en llamas, conectado a una grabadora con explosivos dentro, que... yo estaba allí, estaba trabajando con él. Sabía que nosotros, los sicarios económicos, habíamos fracasado. Sabía que los chacales se acercaban. Y acto seguido, explotó su avión con una grabadora conteniendo una bomba. No cabe duda de que fue organizado por la CIA y muchos investigadores estadounidenses llegaron a la misma conclusión. Por supuesto, nunca nos enteramos de eso en nuestro país. ... - ¿Con qué proximidad trabajó usted con el Banco Mundial? - Muy, muy de cerca. El Banco Mundial proporciona la mayor parte del dinero que financia a los sicarios económicos, él y el FMI. Pero cuando ocurrió el 11 de septiembre, tuve un cambio de sentimientos. Sabía que tenía que contar esta historia porque lo que pasó el 11 de septiembre es el resultado directo de lo que están haciendo los sicarios económicos. Y la única manera en que vamos a estar seguros otra vez en este país, y en que vamos a sentirnos bien de nosotros mismos, es si usamos estos sistemas que creamos para efectuar cambios positivos en el mundo. Creo sinceramente que podemos hacer eso. Creo que el Banco Mundial y otras instituciones pueden ser recreados para cumplir su misión original, que es la reconstrucción de las partes del mundo devastadas. Ayudar, genuinamente ayudar a los pobres. Cada día mueren 24 mil personas de hambre. Podemos cambiar eso. Fragmento Zeitgeist en el que John Perkins explica el tema de Sicarios Economicos en diferentes partes del mundo
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